jueves

Diario de un superviviente, Día 4

De repente esa sensación de desasosiego recorrió mi espalda, la necesidad de escapar era nuevamente acuciante y al girarme entendí mis nervios... Era el cuerpo del policía, que se había levantado de su lecho y se dirigía hacia mí con sus hojos velados y los brazos extendidos como garrars. Apreté con fuerza la tubería y lo detuve de un golpe, el engendro se acercó de nuevo a mí y lo golpeé hasta que su cráneo se abrió como un melón maduro... No quise pensar en ello, me volví hacia la bici me monté en ella y pedaleé sin rumbo, como si paseara,como intentando aparentar normalidad omantener la calma pese al desorden y la destrucción inimaginables que reinaban por doquier.


Esas cosas están por todas partes pero no son rápidas, podrías estar todo el día andando delante ellas sin que te alcancen, pero tienes que ser cuidadoso o consiguen rodearte y estas perdido, zigzagueaba entre ellos con facilidad por la calle que va desde la plaza de la oficina de correos hasta el edificio ‘EL DELFIN’, una locura , no busquéis refugio en él, hay muchos dentro del recinto de sus jardines.


Continué mi "paseo" dejando atrás el edificio "LA PRENSA", situando el cine a mi espalda, mientras pensaba que si no me atrevía a gritar, como me escucharían mi mujer y mi hijo. Por probar no iba a quedar, me concentré, cada 30 pedaleos (aproximadamente seis chalets), para gritar sus nombres... Como supuse no fue una buena idea, casi había llegado al cruce de los dólmenes y menires y de repente no veía la carretera norte porque una multitud de esas cosas ocupaba todo el lugar. Abandoné la bicicleta para evitar que me rodeasen y escapé por poco gracias a que salté la valla de un chalet, y continué de casa en casa hasta que pude salir a la calle donde se encontraba el club hípico "EL PASODOBLE", pensé en acercarme a casa de Antonio, un amigo y antiguo compañero de trabajo, pero la calle sin salida donde vive estaba muy concurrida... Espero que tenga suerte y siga con vida.


Intentando evitar la carretera norte me dirigí hacia el consultorio, dejé a mi izquierda el hotel "EL CORTIJO", me asomé por encima de la tapia que demarcaba los aparcamientos y todo parecía tranquilo, ¿habría alguien con vida en su interior?, esta vez decidí no gritar, ya continuaría la búsqueda de mi familia más adelante, ahora necesitaba proveerme de algunas cosas útiles como un botiquín para curarme algunas heridas que me había hecho en mi precipitada huída. Me preguntaba qué me podría hacer falta mientras cruzaba la glorieta de "Goya". No había ninguna de esas cosas por aquella zona, me pareció tranquilizador, quizás no habían tantos, puede que hayan…

A la espalda del hotel "CARABELA", vi con horror la causa de la calma, un centenar de ellos se alimentaban de tres o cuatro desdichados. Intenté no llamar la atención escondiéndome tras todo lo que pude encontrar hasta llegar al consultorio. Lo rodeé para asegurarme de no estar con demasiada compañía, había algunos dispersos por la carretera a menos de un centenar de metros, así que me dispuse a entrar por la puerta antigua.

Una vez en el interior, quedé paralizado por el caos que se desplegaba ante mí , todo estaba esparcido por el suelo, al final del pasillo se apiñaban desordenadas las camillas que no estaban tumbadas en el suelo. Comencé por visitar la consulta de mi izquierda, respiré por la boca para escuchar mejor… Nada abrí la puerta sin problemas, y no había nadie en su interior, pero todo estaba desordenado y tirado por el suelo, ha tenido que ser horrible, aquí en primera línea.

Comencé a recoger aquello que me parecía útil, la verdad, no mucho y salí de la consulta para dirigirme al pasillo donde fui abriendo una tras otra todas las puertas que me encontraba en mi camino, estaba siendo decepcionante la visita al consultorio...

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